29 de abril, 2024
Entrevistas

Armando Sartorotti

6 de mayo, 2016

1 – ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la fotografía?
En 1981 trabajaba en una fábrica de papel. Un compañero mecánico me ofreció una cámara rusa, una FED2, imitación de la LeicaII. La cámara era toda manual y un amigo de mi barrio, Horacio, me explicó en una tarde qué era el diafragma y la velocidad de obturación. Lo demás fue acierto y error. Un par de años después me compré una Nikon FM con un lente 50mm. 1:1,4. En 1982 me echaron de la fábrica y me instalé con dos amigos que sabían el oficio a hacer diseño gráfico en la época que se hacía todo en frío, no habían computadoras. Pero en 1983 sucedió algo que marcó mi inicio profesional. El acto del primero de mayo. El primer evento de masas desde 1973. Una revista sindical, ASU me pidió si no les hacía las fotos y por ese trabajo me pagaron. Es el sobre número uno de mi archivo personal.

2 – ¿En qué trabajás? (para ganar dinero)
Soy editor fotográfico en el diario El Observador y de hecho fui el primer editor que hubo en Uruguay. Además estoy incursionando en video en trabajos por fuera del diario.

3 – ¿Qué opinás de la fotografía hoy día en Latinoamérica?
Conozco poca fotografía latinoamericana. De lo poco que he visto me parece que Uruguay está muy atrás respecto a esa fotografía. Hay cientos de fotógrafos jóvenes queriendo hacer cosas pero sin una orientación seria, con mucha improvisación para formarlos, sin motivar un espíritu crítico que llegue a darle identidad a nuestra fotografía como sí la tiene la brasileña, la chilena, la argentina y hasta la guatemalteca. He escuchado en mi vida a demasiados fotógrafos decir o insinuar que si sos fotoperiodista no podés hacer un trabajo conceptual serio. O por lo menos no te vamos a tomar en serio. Que se lo digan a Koudelka. Mucha mediocridad, mucho burro suelto, incluso con formación académica.

4 – ¿Cómo ves a la fotografía en diez años?
Es imposible imaginar la fotografía dentro de 10 años del mismo modo que en 1990 era imposible imaginar el alcance de internet 16 años después. Se que seguirá existiendo la fotografía química como método expresivo y creativo. Se que en prensa la fotografía cotidiana, la del momento será sustituida por capturas que se harán de los videos que tomarán los fotógrafos y por lo tanto el verdadero fotógrafo terminará siendo el editor que haga el corte. Se que seguirán existiendo las exposiciones y las ampliaciones, pero no puedo imaginarme en qué tipo de soportes ni como esas fotos serán impresas. Creo también que toda esa tontería de la conceptualización de las imágenes donde todo es justificable y todo vale si lo avala un curador también va a desaparecer junto con la pintura invisible o la fotografía de planos de color. Snobismo puro y duro que será seguramente, por lo menos para la fotografía, puesto en el lugar que merece.

5 – ¿Cómo surge la idea del proyecto de las mujeres del Congo y cómo lo llevás a cabo?
En 2014 fui a RD Congo a otra cosa. Pero sucedieron una serie de eventos que me terminaron cambiando el objeto de interés y poniéndome en la puerta de Tulizeni. Fui supuestamente a fotografiar y filmar unas escuelitas de fútbol que militares uruguayos habían formado en campos de refugiados en el entorno de bases ubicadas en medio de la selva. Escuelitas bastante particulares porque integraban a los mismos equipos niños y niñas de diferentes etnias. Gurises que nunca habían jugado juntos a pesar d estar en el mismo campamento. Pero mi visa para entrar en tránsito en Ruanda se retrasó y me quedé varado dos días en Madrid mientras que mi compañero, Álvaro Carballo pudo viajar. Finalmente llegué a Kigali, capital de Ruanda. Allí debían estar dos oficiales uruguayos esperándome para llevarme por tierra hasta Goma, cruzando la frontera. Con ellos pasaría la noche en un hotel y saldríamos de mañana temprano para el viaje entre montañas de 3 horas. Quedé varado en una ciudad africana de noche sin perspectivas de solucionar nada. Comencé a llamar a la base uruguaya pero no había comunicación por incompatibilidad de compañías telefónicas. Entonces llamé a la mejor productora que conocía, la que a esa altura era todavía mi mujer. Consiguió por teléfono un hotel cerca del aeropuerto que envió un taxi que me fuera a buscar. El chofer, Francine, un tutsi sobreviviente de las matanzas del 92 fue el que, al otro día me llevó a la frontera con Congo. Ahí me encontré con los oficiales uruguayos. Crucé el río que divide a los dos países pero en la aduana congoleña me reclamaban una visa. A mis compañeros que habían llegado unos días antes no se la habían pedido. Pasó el día y no se pudo resolver. Traté de entrar a Ruanda pero como había salido y no había entrado a ningún país no me permitían reingresar. Así que pasé la noche a orillas de ese río entre Ruanda y RD Congo. Cuando logré llegar a la base uruguaya mis socios hacía dos días que habían salido a la selva a hacer su trabajo.
En la base de los cascos azules uruguayos me enteré de un hogar al que estaban ayudando con algo de comida y dinero conseguido en colectas entre los soldados y con personal sanitario y un psicólogo y comencé a ir con ellos.

6 – ¿Cómo es tu proceso creativo ante un proyecto fotográfico?

Todo empieza con una pregunta, que puede tener directo vínculo con el tema que quiero desarrollar pero creo que la verdadera pregunta que está detrás de mis proyectos tiene que ver con los caminos de la felicidad. Bajar a tierra un proyecto, producirlo, primero para la realización y si es necesario para su financiación es el trabajo de hilván. Luego trabajar con la gente, sacar fotos, es la parte para mi más fácil. Como siempre que me enfrento a los involucrados ya estoy inmerso en el tema, logro que la gente me acepte y me respete. Muchas veces me pregunto porqué la gente me termina regalando historias impresionantes. Creo que tiene que ver conque les demuestro un respeto franco, abierto sin vanidad ni falsa modestia. He encontrado en estos años periodistas o fotógrafos que para generar empatía piensan que su propia historia importa. Y no. Hay que aprender a escuchar, a tener la personalidad necesaria como para no perder el control de una situación, a saber que los proyectos de la duración que sea no le cambian la vida al otro, que solo son un corte en la vida de los demás, a la que nosotros “visitamos” para hacer nuestro trabajo. Y al final vuelve el largo y delicado proceso de edición, pero ese ya es otro cuento.

7 – ¿Actualmente estás trabajando en algún proyecto nuevo?
Tengo varios en la cabeza, por lo menos dos vinculados a lo excepcional de lo cotidiano y a uno que implica un viaje lejos, muy lejos. Luego creo que mis dos muestras “Más allá del deber” y “Je suis, I am, Yo soy” se van a colgar en ciudades europeas pero eso depende todavía de otros, esperemos se concreten.

8 – ¿Qué es para vos una buena foto?
Aquella que es capaz de conmoverme, no desde lo obvio sino desde la construcción de una realidad adentro del espejo. Poder descubrir esa magia que encuentro en Mary Ellen Mark, o en Eugene Smith, o en David Lachapelle, o en Gilbert y George, o en Erwin Olaf, o en Miguel Rio Branco, o en Larry Towell o en Alec Soth, o en Cristina García Rodero, por nombrar algunos de los que admiro. Y en la foto me interesa intuir la cabeza del fotógrafo. Por eso me parece admirable Koudelka. Es un Beatle. Es capaz de hacer las fotos de la invasión rusa a Checoeslovaquia o Gitanos que son fotoperiodismo puro, o Exilios con imágenes de la realidad pero conceptualizado tras su selección guiados por el nombre del proyecto, o Chaos, un libro totalmente conceptual y rupturista.

9 – ¿Qué le recomendarías a los nuevos fotógrafos?
Que aprendan. Que investiguen. Que busquen. Que traten de que una respuesta los lleve a nuevas preguntas. Que entiendan que siempre se está solo. Que no miren para el costado y definan de ese modo qué se puede y qué no. Que entiendan que en este maravilloso tiempo que les tocó vivir todo es nuevo todos los días. Que busquen siempre lo excepcional en lo común y que de ese modo aprendan a desarrollar un punto de vista propio, diferente y que luego aprendan a aplicar esa óptica a lo excepcional.
Ah, perdón, sobre fotografía me preguntaban?

10 – Recomendanos una película, un plato de comida, un libro, un fotógrafo…
Cinema Paradiso, Magnolia, 2001 Odisea del Espacio. Ñoquis con pesto. Las Doradas manzanas del Sol. Josef Koudelka.

Foto de portada: Diego Battiste

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